Sexismo Ambivalente
La violencia
Desde el 2005, año en que se conoció el genoma del Chimpancé, podemos confirmar que es nuestro primo lejano, más cercano. El Pan Troglodites, comparte con nosotros, los Homo Sapiens, el 99% del reservorio genético y el 97% de los genes. Para hacernos una idea, el número de diferencias genéticas entre los humanos y los chimpancés es aproximadamente 60 veces menor que entre los humanos y los ratones, unas 10 veces menos de las que hay entre los ratones y las ratas. La cantidad de disparidades genéticas entre un hombre y un chimpancé es tan sólo de unas 10 veces mayor que entre dos personas cualesquiera.
Los chimpancés viven en pequeñas comunidades, los machos del grupo son tremendamente hostiles con los “otros” machos externos al grupo. La estructura social es patriarcal y a menudo se practica el infanticidio por parte de los machos. La fuerza física es utilizada por los machos para conseguir apoyos sociales que les permitan ser el líder del grupo. En los chimpancés, al igual que pasa en los hombres, existe una fuerte vinculación entre el poder y el atractivo sexual para las hembras. Así, de manera indirecta, la fuerza se convierte en una herramienta fundamental que favorece el éxito reproductivo.
El otro ancestro lejano del hombre, es el Pan Paniscus, o Bonobo. Con él compartimos un 98.4% de nuestro ADN. Su estilo de vida es muy diferente al de los Chimpancés. Viven en sociedades matriarcales, en la que las hembras no compiten por la jerarquía, por lo que son más pacíficas e igualitarias. Tampoco son tan territoriales como los chimpancés y, si surge algún tipo de tensión con otros grupos de bonobos, no intentan destruir al contrario, sino que mantienen conductas sexuales para establecer lazos de unión. ¿Cómo pelear con un grupo con el que puedes tener algún descendiente?
Ambas estrategias evolutivas pueden extrapolarse a los comportamientos sociales que imperan en nuestra vida cotidiana. El ser humano es una mezcla de ambas conductas, es el más bipolar de los primates, puede ser violento como un chimpancé y mostrar amor y empatía como los bonobos (De Waal, 2007), y así se crea una relación de ambivalencia ante la violencia como forma de relación del individuo con el entorno, un entorno que a su vez busca lo socialmente correcto.
4. Tipos de comportamientos violentos